domingo, 13 de marzo de 2011

Odio que hiere de muerte a la cultura

Retrato de la diosa de la venganza.


En la realidad inexistente que se han inventado los comunistas que mandan en el partido y en la ciudad es imprescindible mantener un lenguaje subversivo tan caduco como exaltado.
La concejal de IU Josefa Medrano se abanica con la bandera tricolor junto a sus camaradas Antonio Rodrigo Torrijos y José Manuel García en los previos de un concierto de grupos radicales de extrema izquierda en la Alameda de Hercules.

Alberto García Reyes
Día 11/03/2011

Ante la reaparición de un fascismo que, como todos los sevillanos vemos cada día, nos atosiga por las calles sin dejarnos casi ni respirar, Josefa Medrano protagonizó la heroicidad de prohibir a unos fachas la celebración de un homenaje al falangista Agustín de Foxá en un centro público ganado para el pueblo por la revolución. Pero la Justicia, que es ejemplarizante cuando absuelve a Lolo Silva, ha sido «surrealista y escandalosa» en su procesamiento a esta pasionaria sevillana. Los cuatro compañeros que le quedan a Medrano en ese mundo irreal de caudillos por doquier acusan a la Audiencia Provincial de Sevilla de querer sentar en el banquillo a su heroína «mientras curiosamente los asesinos del régimen franquista siguen libres y sus herederos gozando de grandes fortunas». ¡Viva la Transición! Estos valientes que han necesitado 40 años de distancia para echarle valor a la dictadura, porque mientras Franco vivía se casaban en el Gran Poder en lugar de defender sus ideas en la vía civil, están empeñados en imponer su peculiar sentido de la justicia. Que es la venganza. El odio. El enfrentamiento como modus vivendi.

El comunicado del Partido Comunista de Sevilla contra la Audiencia Provincial tras la confirmación de que Medrano será procesada por aquel veto infame sobrepasa todos los límites de la obsolencia y, peor aún, de la insolencia. Acusa a las asociaciones que programaron el famoso acto literario de «ocultar su único y verdadero propósito», que sería el ensalzamiento de una «reputada figura» del régimen franquista. Se habla de genocidio, de muertos en las cunetas y de otras historias que a quienes hemos nacido ya en democracia nos suenan a chino mandarino. Y todo porque los impulsores del gulag sevillano están convencidos de que desde estas posturas radicales, distorsionadoras y teóricamente gallardas consolidan sus votos. He aquí los intrépidos paladines de la batalla contra la derecha cavernaria y carpetovetónica. Los que se enfrentan al fascismo imperante. Los que se abanican con la tricolor. Los demócratas de mayor pedigrí. Ellos son los libertadores que de veras sostienen los pilares del Estado de Derecho. Por eso no tienen recato en atacar a la Justicia cuando son señalados por ella. Porque Josefa Medrano es una especie de Némesis de inspiración griega. La diosa de la venganza y de la justicia distributiva. Aquella que castigaba a quienes no pensaban como los poderosos. Véanla en esta imagen junto a sus ídolos clásicos, Torrijos y García. En la realidad inexistente que se han inventado es fundamental la presencia de la cruz gamada, el colorido republicano y el discurso de la clase obrera oprimida por los liberales. En la realidad que vivimos los demás sevillanos, los opresores son precisamente aquellos que impiden leer por cuestiones ideológicas y abusan de su poder con la peor corrupción posible, que no es la pecuniaria, sino la nacida del odio, de la ignorancia y de la falta de respeto al pueblo que vota. Si la Justicia es «surrealista» por defender la libertad de quienes sólo pretendían repasar la obra literaria de Foxá, cómo puede calificarse a quienes habitan en esa ficción antinazi en la que los abanicos esparcen un aire de rencor irrespirable. Vivir del pasado, o, mejor dicho, de la deformación casi paródica del pasado, es mayor pena que la que pueda imponer la Justicia. En el pecado llevan la penitencia.

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